La jurisdicción voluntaria regula asuntos en los que no hay un conflicto directo entre dos partes, sino una necesidad del ciudadano de obtener una resolución judicial para ejercer un derecho o lograr un acuerdo. Hay unos 50.000 procedimientos de esta clase al año -de los nueve millones de asuntos que entran en los juzgados, según Justicia- y prácticamente todos ellos los resuelven, en la actualidad, los jueces.
El Gobierno calcula que aproximadamente 18.000 de esos asuntos pasarán a notarios y registradores. Los jueces y secretarios judiciales seguirán teniendo competencia exclusiva en los expedientes de materia de personas y familia, como los derechos de menores, y en determinados asuntos en materia mercantil y de derecho sucesorio
La ley delega en los 3.000 notarios y 1.000 registradores -que cobran un arancel fijado por el Gobierno- parte de los procedimientos no contenciosos que ahora se resuelven en los juzgados, como los relacionados con herencias o conflictos menores en empresas.
En el caso de bodas y divorcios, el cambio es voluntario para el ciudadano, que podrá elegir entre casarse ante un cura, un juez o alcalde o hacerlo ante notario. Una enmienda introducida por el PP en el trámite parlamentario amplía también la posibilidad de casar y divorciar a los secretarios judiciales, que podrán hacer ambos trámites de forma gratuita.
En el caso de los divorcios, los jueces solo podrán ser sustituidos cuando la separación sea de mutuo acuerdo y no haya hijos a cargo ni personas con discapacidad en el proceso.
La norma también permite a los notarios tramitar bodas, aunque eso será en 2017.